Estado de conservación en 1960
Es sobradamente conocido que de nuestro rico patrimonio arquitectónico es la de los castillos una de las categorías que peor paradas han resultado con el transcurrir del tiempo. El resultado es que el catálogo de la arquitectura militar española está repleto de edificios ya inexistentes o de los que apenas unos vestigios dan fe de un pasado histórico perdido para siempre.
El Castillo de Ampudia no fue ajeno a este proceso, presentando al momento de ser adquirido por Eugenio Fontaneda un estado que no cabe calificarse sino de ruina. El conjunto había perdido ya una de sus torres, concretamente la que ocupaba el ángulo noroeste. Esta torre es visible en antiguas fotografías de finales del siglo XIX y su derrumbamiento fue debido a los movimientos del terreno realizados en torno al castillo con el fin de horadar bodegas subterráneas donde producir el vino. Continuando con la descripción del estado del edificio diremos que ya entrado el siglo XX, este fue expoliado de todo elemento de madera, no conservando resto alguno de puerta, ventana, ni viga, si exceptuamos las cabezas de estas que permanecían en sus mechinales serradas a ras del muro. En cuanto a la estructura del castillo, únicamente la solidez de sus gruesos muros permitió que estos se conservasen en pie desafiando al tiempo desprovistos de toda protección frente a la lluvia y amenazados por las grietas. La parte más deteriorada de las levantadas en piedra de sillería era la doble galería que enmarcaba el patio de armas pues toda ella se había vencido hacia el patio conformando así un enorme e incompleto rompecabezas.